El domingo 15 de julio en la homilía de la misa de las 13:30, en tu primera alocución nos dijiste que la obediencia te había traído nuevamente a nuestra querida Santa Mónica. Pues bendito voto de obediencia que pocos días antes nos había llevado a despedirnos de Fray Bernardo, y, por él, hoy te damos la más calurosa bienvenida.
Nueve años tuvieron que pasar para tenerte nuevamente entre nosotros. La vida está llena de sorpresas y amigos.
Qué agradable sorpresa saber que llegaste para dirigir la vida de la comunidad de Santa Mónica, pero también para dirigir nuestras almas a la trascendencia, ya que, si bien la función de un Rector tiene una carga administrativa, lo primero es lo primero, y esto es enseñarnos a llegar a la trascendencia.
Este domingo nos compartiste que cuando naciste se evidenció que no estabas destinado al comercio, pero si a la vida religiosa y sacerdotal. Por eso llegaste a la colonia del Valle a compartir con nosotros, con tu antigua y nueva comunidad a la vez.
En días pasado despedíamos a Fray Bernardo con la poesía hecha canción de Alberto Cortez, que entre otras frases dice: “Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo pude llenar la llegada de otro amigo”.
Con todo respeto al autor de esta poesía, tenemos que contradecirlo, pues tu llegada es la llegada de un amigo que en el pasado marcó nuestras vidas y hoy te presentas entre nosotros a reforzar lo que iniciaste y que continuaron tus hermanos en religión que te siguieron en la Rectoría.
Seas bienvenido nuestro querido Fray Francisco Javier. Te invitamos y te pedimos que tú, hoy en el siglo XXI, como aquel al que fuiste encomendado el día de tu bautismo te conviertas en el precursor de una comunidad que busque y siga a Cristo por encima de todo.
Puedes contar con la comunidad de Santa Mónica que te quiere y te da la bienvenida.
Contribución: Jorge Moreno Noriega
23 de julio de 2018.