Como cada año, el 27 de agosto, la Rectoría de Santa Mónica festeja a su titular, es decir a Santa Mónica, quien forma parte de los Santos venerados por la Orden de los Agustinos Recoletos.
Una misa presidida por fray Jorge Quiroz de Costa Rica, concelebrada con nuestro rector fray Melchor Benito Benito, con los superiores de Hospitales, Tecamachalco, Seminario, así como la comunidad completa de frailes de Santa Mónica, dio la importancia debida a tan importante evento.
Finalizada la Santa Misa, hubo un convivio al que previamente se había invitado a la feligresía, para celebrar la ocasión, mismo que resultó muy concurrido y animado; además la frescura de las JAR (Juventudes Agustino Recoletas) de Santa Mónica, Churubusco y Avante y de los seminaristas de la OAR dio un toque especial a la reunión.
Para aquellos que lo desconozcan o tal vez lo hayan olvidado, Santa Mónica fue la madre de San Agustín Obispo de Hipona. Ambos nacieron en lo que hoy es Túnez antes Tagaste.
Mónica se casó con un hombre llamado Patricio, hombre de carácter violento y casanova. En una época en la cual el marido golpeaba a su esposa por cualquier nimiedad o respuesta que no le agradara, a Santa Mónica no la golpeó su esposo nunca. Paciencia, prudencia, perseverancia e inteligencia eran sin duda sus virtudes y así pudo tener una convivencia pacífica.
Como esposa y madre de familia, su labor evangelizadora no menguaba ante las negativas de su esposo y su hijo a convertirse al cristianismo; como el que persevera alcanza, tuvo la dicha de ver a su esposo convertido al cristianismo y haber recibido el bautismo antes de fallecer.
Su labor fue más ardua con San Agustín, por cuya conversión derramó muchas lágrimas, ya que él se encontraba alejado de Dios y llevaba una vida disipada, lo cual provocaba muchos sinsabores a su madre. Por momentos, ella sentía flaquear su esperanza en la tan ansiada conversión de su hijo, pero un día un sacerdote le dijo que se tranquilizara ya que era imposible que se perdiera un hijo de tantas lágrimas.
Santa Mónica seguía orando y hacía sacrificios espirituales; varios años duró esta situación ya que San Agustín se encontraba en un desierto espiritual; nuevamente los ruegos de la Santa fueron escuchados por Dios y tuvo la inmensa alegría de ver a su hijo bautizado en Pascua del 387 en la ciudad de Milán.
Poco tiempo después del bautismo de San Agustín, él y su madre emprendieron el regreso a Tagaste, pero ésta de pronto enfermó y murió a los 56 años en el puerto de Ostia Antica (Italia).
Santa Mónica es la Patrona de las esposas y citando al Papa Francisco: “a ella encomendamos a los padres cristianos, para que, como Mónica, acompañen con el ejemplo y la oración, el camino de sus hijos”.
Es importante dar un agradecimiento público a todos los participantes en la organización de esta exitosa convivencia, ya que implica no sólo su generosidad al proveer alimentos y bebidas, cubiertos, vasos y demás, así como también dar justo reconocimiento por su esfuerzo y tiempo, al grupo que monta y desmonta el interior del Salón San Agustín, labores que pasan inadvertidas para la gran mayoría de los asistentes.
¡Te invitamos a participar en las celebraciones de tu templo, si no estás tu, no estaremos todos!
COLABORACIÓN. MARI CARMEN BENÍTEZ R. MINISTERIO DE COMUNICACIÓN
E COMUNICACIÓN
2 Comments
Claudia Castro García
Extrañamos la Presencia de Fray Francisco Javier!!!! Sniffffff!! Extraño muchísimo a la Comunidad Parroquial de la Vice-Rectoría de Santa Mónica!! Me hubiera encantado participar del Fiestón!!
Paty garcia
Excelente tu reseña MariCarmen