Por segundo año consecutivo, la Comunidad de Santa Mónica ha sido elegida como anfitriona de la celebración de uno de los sacramentos más queridos para los católicos, que es la ordenación sacerdotal, ya que sin sacerdotes no tenemos acceso a la celebración de la Santa Misa ni al sacramento de la reconciliación ni tampoco a quien atestigüe y bendiga el matrimonio religioso; gracias a Dios, el pasado 23 de agosto, tuvimos el honor de presenciar otra doble ordenación, puesto que los frailes José Antonio Hernández Hernández y Bernardo Contreras Salcido recibieron el orden sacerdotal.
En el atrio recibimos a los invitados de los frailes, los cuales procedían del estado de México y Jalisco, que vieron nacer a fray José Antonio y a fray Bernardo respectivamente; el templo reluciente, como lo merecía la ocasión y profusamente adornado con bellas y frescas flores, estaba poblado de mucha gente nueva y también de caras conocidas, todas ellas hermanadas ante el importante acontecimiento que íbamos a presenciar.
Recordemos que en la Iglesia hay tres tipos de ordenación: la episcopal, la presbiteral y la diaconal, en este caso nos ocupa la presbiteral, en la cual se confirió el orden sacerdotal a los ordenandos, recibiéndola de manos de Monseñor Francisco Javier Acero Pérez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis primada de México, quien estuvo acompañado de fray Martín Luengo Cid, Vicario Provincial para México y Costa Rica y fray Oscar Castellanos Jiménez, párroco de Nuestra Señora de los Hospitales.
Leídas la primera y segunda lecturas, separadas por el canto de los Salmos, continuó el rito de las letras dimisiorias, comenzando así la Liturgia de Ordenación, en la cual fray Martín Luengo pidió al obispo Monseñor Javier Acero, otorgara a los ordenandos citados, en nombre de la Iglesia, el Orden Presbiteral, realizando el rito preparatorio que incluye las promesas sacerdotales y de obediencia.
Hecho lo anterior Monseñor Acero dirigió una homilía a fray Bernardo y José Antonio en la cual, entre otras cosas, les hizo ver que fueron llamados por Dios a ejercer este ministerio sacerdotal y a Él deben ofrecer sus alegrías y sufrimientos, les pidió no se olvidaran de los pobres y los marginados de cualquier índole, están llamados a ejercer La Palabra con acciones, no desde la memoria, con un corazón abierto y ardiente. Hizo hincapié en que el sacerdote debe dejarse acompañar para afrontar a personas difíciles tanto en su propia comunidad como en la laical, quien no lo hace, será un burócrata del Altar, un mundano espiritual que se refugia en sus propios argumentos.
Siguió el rito central con la Súplica Litánica o Letanía de los Santos para que intercedan por los ordenandos, en ese momento éstos se postraron en tierra en señal de humildad, de amor y de entrega a Dios quien los ha llamado; también forman parte de este fase la imposición de manos por parte del obispo y los sacerdotes que acompañaron el evento y la oración consagratoria.
Por último, el rito complementario comprende la investidura de los ornamentos sacerdotales, unción de las manos, lo cual hace el obispo, ungiendo con el santo crisma a los ordenandos y esto señala que los nuevos ordenados son otro Cristo, el obispo mismo entrega a los nuevos sacerdotes el cáliz y la patena con el vino y el pan respectivamente, lo que indica que el sacerdote está ordenado para celebrar el sacrificio eucarístico y que él mismo participa en el sufrimiento y la cruz redentora del Señor. Por último se da el abrazo de la paz, los nuevos sacerdotes se acercaron a Monseñor Acero y recibieron de él el abrazo y el beso de la paz.
Conozcamos un poco a nuestros nuevos sacerdotes:
Fray José Antonio Hernández H. nació en Malinalco, Estado de México, el 5 de julio de 1990, ingresó al Aspirando San Pío X en Querétaro a los 21 años, hizo su profesión simple el 4 de agosto de 2018 en el Noviciado Nuestra Señora del Camino, Navarra, España y la profesión solemne el 12 de octubre de 2024 en San Pío X; fue ordenado diácono el 3 de noviembre de 2024 en la Parroquia Nuestra Señora de los Hospitales a manos de Monseñor Francisco Javier Acero Pérez. Tiene licenciatura en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, España y un Master en Formación Permanente en Dirección y Gestión de Residencias Geriátricas, por la Universidad Antonio de Nebrija, Granada, España.
En cuanto a fray Bernardo Contreras S., nació en Arandas, Jalisco, el 13 de diciembre de 1985, escuchó la voz de Dios e ingresó a las 29 años al Aspirantado San Pío X, Querétaro; hizo su profesión simple: 3 de agosto de 2019 en el Noviciado Nuestra Señora del Camino, Navarra, España y la profesión solemne el 24 de enero de 2025 en la Catedral de Nuestra Señora de Nazareth, Lábrea, Amazonas, Brasil; al día siguiente,25 enero de 2025, recibió la ordenación diaconal en la Catedral de Nuestra Señora de Nazareth, Lábrea, Amazonas, a manos de Monseñor Santiago Sánchez, obispo de Lábrea, Brasil. Es Licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, España.
Hubo momentos que tocaron nuestros corazones de manera especial, como cuando el señor obispo comunicó a la audiencia que la familia de fray Bernardo estaba atrapada en la carretera debido a un accidente de tráfico, mismo que le impidió llegar desde Arandas, Jalisco, a presenciar la misa de Ordenación Sacerdotal, como cuando los ordenandos dieron respuesta a la preguntas formuladas por el obispo, sellando así su compromiso con Dios y con la Iglesia, o como cuando los padres de fray José Antonio y el hermano de fray Bernardo, los abrazaron con lágrimas de orgullo y amor, al recibir la bendición de su hijo(José Antonio) y de su hermano (Bernardo) ya ordenados sacerdotes y cuando la comunidad entera los rodeó en una bendición conmovedora, manifestando el inmenso apoyo y cariño que todos sentimos por ellos. Toda la ceremonia estuvo acompañada por el coro de JAR y del seminario de Calzada del Hueso, cuyas hermosas voces dieron realce a aquélla.
Estos instantes nos hicieron recordar la importancia de la vocación y el compromiso con el camino de Dios. Nos sentimos llenos de esperanza y alegría al saber que nuestros nuevos sacerdotes guiarán a las comunidades que les sean asignadas, con dedicación y amor.
Mención especial a Monseñor Acero, a fray Martín Luengo y varios frailes más, así como a la familia de fray José Antonio, que tuvieron la delicadeza de esperar la llegada de la familia de fray Bernardo, ¡la cual llegó después de un viaje de 18 horas! La recepción fue sensacional, hicimos valla y entre gritos de júbilo y porras (que así se denomina en México, a un grito de alegría que se hace en grupo para reconocer y/o animar a una persona o grupo de personas) fray Bernardo recibió a su familia, inmediatamente pasaron al salón San Agustín, comieron y las dos familias juntas cantaron Las Mañanitas a nuestros flamantes sacerdotes y compartieron una rebanada de delicioso pastel.
Dios nos pone pruebas y siempre nos da regalos; fray Bernardo tuvo una prueba al no contar con su familia en su misa de ordenación pero, a través de Monseñor Acero, le dio el regalo de presidir su primera misa ante su familia, esa familia que sufrió un trayecto de 18 horas, acompañado por el Obispo Francisco Javier Acero y por fray Martín Luengo, además de otros frailes; en su homilía fray Bernardo agradeció a su familia el haber secundado su deseo de convertirse en fraile y sacerdote, así como las muestras de cariño que ha recibido toda su vida.
No podemos dejar de destacar la labor del equipo que se formó para poder recibir a todos los invitados a esta magnífica celebración, el trabajo que se llevó a cabo incluyó desde limpieza profunda del templo, elaboración de arreglos florales y decoración del interior del salón San Agustín así como del atrio, acondicionar dos salones para que los familiares de los ahora sacerdotes pudieran cambiar su atuendo (ya que vienen de un largo viaje en autobús), apoyo a la celebración litúrgica, asignación de labores de servicio de comida y bebidas, limpieza de todas las áreas y otros detalles más, así como difusión del evento; queríamos que todos los invitados se sintieran acogidos y el sentir general así fue; una calurosa felicitación a todos los participantes en esta labor de amor y entrega a Dios y al prójimo.
Que Dios continúe obsequiándonos momentos llenos de belleza y tan valiosos como este. Continuemos caminando juntos unidos por la fe y disfrutando la alegría de compartir este recorrido espiritual. ¡Felicidades fray José Antonio y fray Bernardo!
¡Dios les acompañe y los colme de bendiciones ahora y durante el resto de sus vidas!
Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.
Fotografía: Mari Carmen Santa Ana, Marycely Martínez, Rosario de la Torre, Mari Carmen Benítez.