En el segundo día del Triduo Pascual, la comunidad del templo de Santa Mónica en conjunto con la de la Parroquia de Nuestro Señor de el Buen Despacho, se reunió para rezar el Vía Crucis, devoción que nos ayuda a recordar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Las estaciones del Vía Crucis se dividieron en dos, las 7 primeras fueron ambientadas por Santa Mónica y El Buen Despacho se encargó de hacer lo propio con las 7 restantes.
Una gran cantidad de gente se reunió en el atrio de Santa Mónica, donde Monseñor Carlos Samaniego López, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México inició el recorrido que se haría desde el templo de Santa Mónica, hasta El Buen Despacho, no sin antes dirigirnos unas palabras que nos recordaron la petición de Su Santidad, el Papa Francisco en cuanto a caminar juntos, como lo ha hecho de nuestro conocimiento en el Sínodo de la Sinodalidad.
Como muestra de la unidad que debe haber en la Iglesia católica, Monseñor Carlos Samaniego López, el padre Álvaro Lozano Platonoff, párroco de El Buen Despacho y fray Melchor Benito Benito, rector de Santa Mónica, hicieron la reflexión de las siete palabras y para finalizar la misma, el padre Álvaro nos dijo que ser cristianos implica ser honestos con Dios no sólo en las formas, sino dar testimonio de ello con nuestra conducta. Las pruebas de la vida diaria nos sirven de santificación.
Por la tarde, en el templo de Santa Mónica, el altar desnudo nos recuerda que hoy no hay celebración eucarística y en su defecto tenemos la Liturgia de la Palabra; inicia esta conmemoración con la entrada del celebrante, quien se postra con la cara al suelo, en recuerdo a la agonía de Jesús; posteriormente se proclaman la lectura de Isaías (el siervo sufriente o cántico del siervo), el salmo “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, y Carta a los Hebreos, continuamos con la lectura del texto completo de la Pasión según San Juan.
En su homilía fray Melchor nos dijo que ser cristianos significa aprender a obedecer a Dios; haciendo referencia al cántico de el siervo sufriente, resaltó que Jesús fue humillado al extremo y que cargó todos los sufrimientos, no sólo físicos sino también morales y espirituales de toda la humanidad. Jesús guarda silencio ante un castigo que no mereció y su fortaleza está en su confianza en el amor de Dios.
A continuación, se rezó la oración universal que este día se reza exactamente igual en todo el mundo.
Se ora por la Iglesia, por el Papa, por el obispo y demás miembros del clero, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, por los que no creen en Cristo, por los que no creen en Dios, por los gobernantes y por los afligidos.
Hicimos la Adoración del Árbol de la Cruz, en la cual se va descubriendo en tres etapas el crucifijo, que está cubierto con un lienzo, mientras en cada una se canta “Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la Salvación del Mundo” y se responde ¨Venid a adorarlo”. El sacerdote besa la cruz y posteriormente la feligresía.
Después, tanto el oficiante como los fieles rezamos el Padre Nuestro y una vez que rezamos el Cordero de Dios, se distribuyó la comunión.
Se nos invitó a acompañar a la Virgen de la Soledad y junto con ella esperar la Resurrección del Señor, lo cual hicimos en una procesión en silencio, alrededor del parque San Lorenzo, silencio que era matizado por el sonido de una matraca a manera de llamada y respondida por un tambor. La mujeres participaron en la procesión, como es costumbre, mas no solo acompañando, sino también querían tener el honor de transportar a la Virgen en andas por al menos unos minutos.
Familias completas caminando en orden, lo mismo niños que gente mayor, todos unidos en meditación, en reflexión personal. ¡Fue un momento impresionante y muy emotivo!
Terminada la procesión, regresamos al templo donde rezamos el Santo Rosario, que fue organizado por la Pastoral Familiar, como muestra de pésame a la Virgen.
¡Así finalizamos los oficios del Viernes Santo; gracias Señor, por la oportunidad que nos has dado para la reflexión, la conexión espiritual y la unión entre nosotros!
Colaboración: Mari Carmen Benítez
Ministerio de Comunicación