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VISITA AL CASTILLO DE CHAPULTEPEC

La ciudad de México cuenta con innumerables joyas arquitectónicas, que nos hablan de nuestra historia y de las luchas que este pueblo ha llevado a cabo en la búsqueda de una identidad nacional, siendo un ejemplo de esto, el Castillo de Chapultepec. 

Animado por un sentido de responsabilidad en cuanto a recordar nuestro pasado, el ministerio de cultura organizó una visita guiada a dicho sitio, que es, asimismo, Museo de Historia Nacional y también fue Colegio Militar, siendo testigo de la gesta heroica de los Niños Héroes en la Batalla de Chapultepec, en septiembre de 1847.

El castillo se encuentra en la cima de un cerro cuyo nombre es Chapultepec (que proviene del náhuatl y significa en el cerro del chapulín) y cabe mencionar que, desde ahí, se obtienen vistas maravillosas de lo que es la Ciudad de México.

Al llegar, fuimos recibidos por tres guías, que, haciendo gala de conocimientos, nos fueron llevando por las diferentes salas en las que está dividido el museo; para abrir boca, pasamos a un gran salón en el cual, David Alfaro Siqueiros, el gran muralista mexicano, dejó plasmada su visión en su obra Del Porfirismo a la Revolución, en donde podemos admirar su técnica de poliangularidad, lo que provoca embeleso en el visitante, al comprobar la maestría con que maneja la plástica en su obra.

Posteriormente, fuimos a la primera planta del castillo y ahí se nos hizo notar la hermosura de las escaleras, así como de los barandales, lo cual canta el gusto por la belleza, por la depuración de técnicas de forjado y por una arquitectura llevada a cabo con deleite. En el claro de la escalera tuvimos oportunidad de apreciar diversas pinturas y murales, llamando la atención El Sacrificio de los Niños Héroes de Gabriel Flores. 

Todavía en esa planta, admiramos el Salón de las Malaquitas que aloja hermosos objetos realizados en ese material, así como diversos artículos como son joyas, rosarios, pastilleros trabajados en oro y piedras preciosas; inmediatamente fuimos al Salón de los Virreyes, donde ocupa un lugar preponderante el cuadro del Virrey Bernardo de Gálvez, quien inició la construcción del castillo en 1785, en una cabalgadura lograda con una técnica avanzada para su época, realizada por Fr. Pablo de Jesús a fines del S.XVIII. Llama poderosamente nuestra atención un bello retablo de San José y el Niño Jesús, elaborado en hoja de oro.

Desde una de las terrazas de esta planta, se observa la hermosa avenida Paseo de la Reforma; cuentan los historiadores que esta avenida la mandó construir el emperador Maximiliano, ante la insistencia de Carlota, su esposa; la versión romántica es que Carlota quería seguir con la mirada el trayecto de su amado al ir a y regresar de, sus labores cotidianas; otra versión era que el emperador, en época de lluvias, no llegaba al castillo, debido a que el camino que había, estaba en mal estado, pero se sabía que el emperador gustaba de la compañía de otras mujeres por las noches y, para evitar pretextos, se construyó la nueva avenida en línea recta.

En el Alcázar del castillo, pudimos observar las cámaras de Maximiliano y Carlota, así como las de Porfirio Díaz y Carmen Romero, su esposa; salas como la Introductoria, la de Carruajes, de Lectura, Juegos, Fumador, Comedor, Antecomedor, Escalera Interior, Gobelinos, Té, etc., todas ellas nos muestran el encanto de la época en que vivieron los personajes que aquí habitaron; adicionalmente nos hacen partícipes de las obras de arte que cada sala exhibe con orgullo. No podemos dejar sin mencionar la Galería de Emplomados, que alberga vitrales realizados en Francia, mandados a elaborar por Porfirio Díaz, los cuales dan un toque especial a las salas aledañas.

En la parte exterior del Alcázar, pudimos apreciar unos preciosos jardines, que vienen a ser una continuación del bosque de Chapultepec. Fue aquí en donde, una vez terminada la visita guiada, nos reunimos nuevamente, para disfrutar un programa de música coral con un recorrido por melodías sacras, internacionales y mexicanas.

Por si todo esto fuera poco, bajamos al pie del cerro y ahí tuvimos ocasión para observar la Fuente de la Templanza, el Monumento al Escuadrón 201 o Monumento a las Águilas Caídas, en memoria de los  pilotos mexicanos que unidos a los aliados participaron en la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, también apreciamos El Sargento que es uno de los más de 200 ahuehuetes que sembró Nezahualcóyotl con sus propias manos en este bosque, el primer monumento a los Niños Héroes, así como los Baños de Moctezuma; cabe recordar que precisamente este sitio era el manantial que surtía agua a la Ciudad de México (ahora está entubado).

Así fue como dio por terminada una jornada más que nos ha recordado nuestra identidad nacional, nos hizo entender mejor nuestro pasado, con la esperanza de poder crear un mejor futuro para nuestro país, con el favor de Dios.

Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.

2 Comments

  • Pati Garcia Hidalgo
    Posted 10 agosto, 2019 at 8:56 am

    Fue una hermosa visita y convivencia llena de buen humor y alegria de compartir con nuestra amada comunidad de Santa Monica!!

  • Martha Huerta (Tita)
    Posted 7 agosto, 2019 at 9:46 pm

    Como siempre, un amplio e interesante relato, con unas muy buenas fotos. Muchas gracias.

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