A fin de conocer con mayor detalle algunos de los palacios de la Ciudad de México, el Ministerio de Cultura del Templo de Santa Mónica, organizó una visita al Palacio Postal, Palacio de Bellas Artes y Palacio de Minería.
Nuestro recorrido comienza en el Palacio Postal, diseñado por el arquitecto italiano Adamo Boari, cuya majestuosa fachada no puede pasar inadvertida, encontrando en ella toques del estilo gótico isabelino, la cantera proviene del Estado de México. El interior compite en belleza con el exterior y aquí admiramos el mármol y la herrería de bronce que resalta las elegantes líneas de la escalera central, así como la que rodea las ventanillas, lo mismo que a los elevadores.
Pasamos al Patio de los Carteros, cuya iluminación proporcionada por la luz natural, se debe a un hermoso domo de cristal emplomado, excelente forma de conjugar funcionalidad y belleza, ya que en 1907, fecha en que fue inaugurado el Palacio Postal por el entonces presidente Porfirio Díaz, no había luz eléctrica en el edificio. Los pilares que sostienen el edificio están hechos de hierro, la cobertura de yeso, trabajada con técnica de escayola, da la apariencia de terminado en mármol y el decorado pertenece al estilo Art Nouveau.
Tuvimos el privilegio de utilizar los elevadores, subiendo al cuarto piso, donde apreciamos la maquinaria de un gran reloj alemán, que funciona hasta la fecha, así como la estructura de hierro del edificio. Posteriormente visitamos el Salón de Recepciones donde encontramos pinturas de Bartolomé Galloti, todas ellas muestran niños o jóvenes realizando acciones relacionadas con la comunicación y por lo tanto con los carteros. Hay que resaltar que el fondo de los cuadros está hecho con hoja de oro.
También admiramos la obra denominada La Tarasca de Pablo González Magaña, hecha con 48,000 estampillas y que el artista tardó 30 años en completar ya que obtener las estampillas canceladas, fue una larga tarea.
Acto seguido, atravesamos la avenida para ir a otra joya arquitectónica: el Palacio de Bellas Artes. Obra concebida también por el arquitecto Adamo Boari, inició su construcción a petición de Porfirio Díaz, en 1904. Unas imponentes esculturas de Pegasos realizadas en bronce, nos dan la bienvenida a una construcción lograda en mármol de Carrara en su gran mayoría, así como mexicano. Las esculturas todas, están realizadas en mármol de Carrara y representan la juventud y la madurez, la música, la inspiración, armonía y la sintonía. La construcción duró 30 años y en septiembre de 1934 fue inaugurado. En la cúpula cuatro esculturas que representan la Comedia, la Tragedia, el Drama y el Drama Lírico sostienen un águila devorando una serpiente, como homenaje a nuestra identidad mexicana.
El interior de Bellas Artes se realizó en estilo Art Nouveau, sin embargo, como Boari falleció en 1928, el arquitecto mexicano Federico Mariscal, alumno de Boari, completó la obra en estilo Art Déco, muy a la moda de la época, utilizando en este punto mármol mexicano y ónix.
Complementan el lugar obras de artistas mexicanos como son: Diego Rivera, David A. Siqueiros, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo; Jorge González Camarena, Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez L., mismas que se han constituido como exposición permanente, para beneficio de los visitantes.
Nuestro último destino fue el Palacio de Minería, excelente ejemplo de la arquitectura neoclásica, mismo que se considera obra maestra del citado estilo, diseñado y construido por el escultor y arquitecto español Manuel Tolsá. Este edificio fue conformado específicamente para ser escuela de ingeniería y metalurgia.
Desde el patio del Palacio, pudimos admirar la sobriedad del edificio, la elegancia de sus proporciones y gracias a los comentarios del guía, notamos que se puso atención al ideal de trabajar con razón y orden con objeto de adquirir el conocimiento.
Admiramos la biblioteca que está construida en finas maderas, cuya belleza rivaliza con la Palafoxiana de Puebla, no así en acervo, ya que la de Minería cuenta con aproximadamente 6,000 libros de ingeniería, mientras que la segunda tiene más de 45,000 e incluye todo tipo de literatura; también vimos la capilla de la Virgen de Guadalupe, cuyo decorado está realizado en estilo barroco; alrededor del recinto, vimos figuras geométricas octagonales con pinturas relativas a la letanía lauretana, algo que nos resultó novedoso.
Por último, subimos una gran escalinata que han hecho famosa varios artistas, visitamos el Salón de Actos, donde sesionó la Cámara de diputados en 1909 e hizo juramento Porfirio Díaz en 1910, para lo que sería el período 1910 – 1916; es notable que la sillería se encuentra en muy buen estado, gracias a las obras de restauración.
Así finalizó otra interesante y activa jornada cultural por el Centro Histórico de la Ciudad de México, la cual dejó un grato sabor de boca en todos nosotros.
Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación.
3 Comments
Rosa Elena Villegas
Excelente recorrido, comida rica …mil gracias al Ministerio de Cultura por estos paseos maravillosos
Adriana Arguelles
Muy buena descripción y fotos del recorrido. Mil gracias
Pati Garcia Hidalgo
Que padre paseo! Felicidades al ministerio organizador de tan buenas visitas!