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VIRGEN DE LA CONSOLACIÓN Y LOS AGUSTINOS RECOLETOS

En nuestro templo de Santa Mónica, apreciamos dos queridas imágenes que son la de la Santa y la de la Virgen de la Consolación. ¿Existe alguna razón para que se le rinda veneración a esta advocación en especial? La respuesta es: sí.

Cuenta la leyenda que la Virgen de la Consolación se apareció a Santa Mónica, como consuelo a las preocupaciones y lágrimas que le ocasionaba su hijo, San Agustín; la Virgen le entregó un hábito negro y una correa, misma que se ciñó San Agustín y que forma parte del hábito de los Agustinos; en 1439, la Orden instituyó la “Cofradía de la Cintura” para los laicos; en 1495, la iglesia agustiniana en Bolonia constituyó la Cofradía “Santa María de la Consolación”; en 1575, ambas cofradías se unieron, resultado la “Archicofradía de la Correa”, a la cual los Papas tuvieron a bien, conceder abundantes indulgencias; por mencionar una anécdota, tenemos que Don Pedro de Aragón pidió con insistencia al Papa Clemente X le concediera alguna indulgencia, a lo que el Papa respondió: “Tomad la correa de San Agustín y en ella las tendréis a todas” (Apunte Histórico del libro litúrgico de la Orden de los Agustinos Recoletos).

Se le llama Virgen de la Consolación por varias razones:

Su maternidad, por medio de Dios, nos permitió tener al Consolador del mundo que es Jesucristo.

El haber atestiguado y por lo tanto sufrido los dolores de la pasión de su Hijo Jesucristo, así como vivido la alegría de la resurrección, le dan todos los atributos para ser la consoladora por excelencia de todas las penas e inquietudes de nosotros, sus hijos.

Después de la ascensión del Señor, en unión con los apóstoles, oró y esperó con confianza la venida del Espíritu Santo.

Desde su asunción al cielo, se ha convertido en el signo de confianza y consuelo para todos los creyentes.

No fue sino hasta la tercera década del siglo pasado (1926) cuando la Orden de los Agustinos Recoletos la erigió como su Santa Patrona, consagrando la mencionada orden, a la Virgen de la Consolación; la acción fue promovida y llevada a cabo por el Beato Vicente Soler; la festividad de la Virgen la celebramos el 4 de septiembre.

Así que ya lo sabes: tenemos mucho que celebrar en María Virgen de la Consolación. ¡Hagámoslo con gusto y alegría!

Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.

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