Viernes Santo: Via Crucis en Santa Mónica
En este momento de nuestra semana mayor, la sensibilidad religiosa nos gana de nuevo por todos lados y una demostración es nuestro Via Crucis, que tuvimos este día 30 de marzo. Son las doce del mediodía, un sol inclemente nos pedía defendernos, pero a pesar de ello se fue reuniendo una buena congregación y nos ganaron las previsiones. Nos dimos cita unas 350 personas haciendo nuestro camino al seguir al Crucificado quien era portado por diferentes personas de tramo en tramo. El camino era el entorno de la plaza de san Lorenzo, sorteando coches, fuentes, árboles, señalizaciones, publicidad y otros detalles no reseñables.
Habíamos pedido que grupos, pequeñas comunidades, familias, scouts, vecinos se integraran en esta celebración y, lo hicieron muy bien. Se señalaron las estaciones, iniciando y concluyendo en el atrio de santa Mónica que ve a san Lorenzo. Las estaciones fueron distribuidas a lo largo y ancho de la Plaza de para realizar este Camino. Este año se va haciendo clásica la propuesta del Papa Benedicto XVI y todos quedamos captados por este itinerario.
Todo ayudó porque el sistema de sonido estuvo perfecto a cargo de don Jorge Fernández, quien apoyado por Don Tereso y su Bicicleta para portar el amplificador y el altavoz, el manejo del micrófono, muy oportuno.
La música tradicional del momento, entonada por el Sr. Salomón, su hijo y nieto fue la adecuada.
Todo el espacio era nuestro, ¡¡resonaba nuestra proclamación de fe!! en todo el entorno. El espíritu de los participantes estaba pidiendo un jalón y así vino el momento de “Las siete Palabras”. Emoción y proclamación resonaron por todo el templo para que quedáramos espiritualmente envueltos en ese maravilloso ambiente que se creó con más de la mitad del Templo en una actitud contemplativa y confesante. “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”, “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?” Todos anhelábamos esos buenos sentimientos para que esa confianza traspasara las solas oraciones y fuera también nuestra propuesta para cuando el Señor nos llame.
Fray Bernardo Cerda
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