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Adviento: Charlas Introductorias

manera de preparación para el Adviento, en Santa Mónica se llevaron a cabo una serie de charlas ofrecidas por  la maestra en Teología  Anabel Morales Navarro.  Estas pláticas, que más bien son conferencias por el nivel de preparación de la expositora, se  orientaron a: a) alentar nuestra esperanza, b)promover la acogida, c) privilegiar la sanación interior y d) refinar la escucha.

Como católicos que somos, estamos conscientes de lo que significa Adviento que en resumen es: venida,  llegada, es decir, nos preparamos para la venida de Nuestro Salvador, lo cual hacemos durante cuatro semanas y estas conferencias nos sirvieron como preludio a esa preparación, ya que sensibilizaron nuestra alma y corazón ante tan grandioso tiempo litúrgico.

Hablando de la esperanza, la expositora nos hizo la pregunta: ¿En qué momento de nuestra vida estamos? ¿Con qué actitud estamos? Relacionadas ambas preguntas con la espera de este Dios que salva, que sana, lo que nos invita a hacer una introspección.

Cuando vamos a recibir gente en casa, preparamos hasta el más ínfimo detalle para que el visitante se sienta bienvenido, se sepa esperado, anhelado; la comida y bebida que se le va a ofrecer es elegida con todo cuidado y la casa se encuentra impecable desde la entrada hasta el jardín (si es que lo tenemos), vestimos lo más elegante y adecuado para la hora en que recibiremos a la visita y soñamos con que dicha recepción  sea todo un éxito; pues así debe ser nuestra preparación para la venida de ese Ser Humano excepcional en quien Dios se manifestó a la humanidad: Jesús.

En palabras de la conferencista, el Adviento es un tiempo que nos invita a escuchar una promesa, que nos devuelve la esperanza y poder decir, como San Pablo: “Sé de quién me he fiado” (2 Tim 1,12). Nuestro pueblo vivía en tinieblas, pero, con la venida de Jesús, ha visto la luz que ha resplandecido sobre ellos.

La esperanza, dice la expositora, tiene dos facetas: la del dinamismo, es la fuerza que nos impulsa a llegar a la meta que vemos frente a nosotros y la de la purificación, misma que ejerce un efecto correctivo y transformador en nuestras almas, revitalizando las ganas de mejorar en ese aspecto que nos  hace falta, para ser mejores.

Tener y vivir la experiencia de Dios, es algo personal que se logra con el acercamiento al Señor, conversando con Él, orando, cantando, sin importar el momento en que lo hagamos. En el Pasado, tuvimos una comunidad orante, como la Virgen María, los Profetas, los Apóstoles  quienes  nos transmitieron la fe, podemos mirar desde la experiencia de Jesús que  ya vino y creemos que en el  futuro  vendrá Jesús por segunda ocasión; hay que vivir nuestra fe  y hay que hacerlo  entre el pasado y el futuro para mirar el presente, así, aunque suene raro, -“así lo explican algunos teólogos- , nos comenta la expositora, – Jesús viene, vendrá y está viniendo en esta realidad, dicen algunos teólogos y la espera presente se convierte en espera activa al participar de la eucaristía, es una Parusía alargada, un Belén alargado”-.  Estas son las claves para vivir el Adviento: el pasado, el presente y el futuro combinados,  son  esa forma de vivir activa.

El cumplir la palabra de Dios, nos anima a ir  hacia el futuro, esto fortalece nuestra esperanza; por eso, debemos escuchar su voz, no fingir que no la oímos porque esa voz viene del interior de cada uno de nosotros, déjate invadir por el amor de Dios que todo lo cura, para que encuentres la sanación interior a tus inseguridades, a tus temores, recuerda que tienes la promesa de Dios Nuestro Señor de recibir la Luz en tu vida y que esa promesa se cumplió en el momento en que nació Nuestro Salvador; en ti ha sido derramado el amor de Dios a través del Espíritu Santo.

La experiencia de Dios, se traduce en saberte amado, en tener la certeza de que eres Su hijo predilecto; precisamente la experiencia del amor de Dios es la fuente de la esperanza. Dejando que el Espíritu Santo actúe en ti, fortalecerás tu esperanza en ver y sentir el reino de Dios, desde ya te estás dando la oportunidad de tener experiencia de Dios, ya no es promesa, se ha convertido en cumplimiento.  Añade la ponente una frase de Su Santidad Benedicto XVI proveniente de su carta encíclica Spe Salvi; “la carta a los Hebreos  une la plenitud de la  fe con  la firme confesión de  la esperanza”.

Y continúa la expositora diciendo que el Adviento se fundamenta en que el Señor viene, es la esperanza en la fe, pero Él quiere encontrarnos preparados para ese momento y llegar en plenitud al fin de los tiempos. “Mira que estoy a la puerta y llamo” Apocalipsis 3,20; también nos ofrece la conferencista a Isaías 40, 4         que en resumen nos pide: que se encuentre el balance en la vida; asimismo añade: que no descuidemos nuestra capacidad de admiración, la naturaleza es un ejemplo de ello y damos por sentado que lo merecemos cuando no es así, ya que todo se lo debemos a Dios.

Que aprendamos a vivir este tiempo de Adviento con la mirada del corazón puesta en Cristo, con esperanza, meditación, escucha atenta  a  la voz interior y con alegría. ¡Que la anticipación nos llene de regocijo mientras aguardamos el nacimiento de Jesús que es La Luz  de la Navidad en nuestras vidas!

Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.

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