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ASAMBLEA DE LA RECTORÍA DE 
SANTA MÓNICA 2025

En días pasados, la Asamblea Rectorial, que así ha sido llamada, puesto que somos una rectoría, se vivió como un auténtico acontecimiento de fe, comunión y discernimiento, inspirado en la guía pastoral propuesta por la Arquidiócesis Primada de México. Más que una reunión organizativa, fue un espacio donde la comunidad  se reconoció como Iglesia viva, llamada a renovar su misión evangelizadora en medio de la realidad social, cultural y espiritual de nuestro tiempo. En un clima sinodal, caracterizado por la escucha atenta, el diálogo fraterno y la apertura al Espíritu Santo, los participantes reflexionamos sobre los desafíos actuales y las oportunidades que Dios nos ofrece para anunciar el Evangelio con renovado ardor.

  

La jornada inició con un momento de oración, encomendando los trabajos de la Asamblea a la intercesión de la Santísima Virgen María y pidiendo la gracia de discernir con humildad, valentía y esperanza, al Espíritu Santo. Posteriormente, se presentaron los lineamientos arzobispales que orientan este proceso pastoral, subrayando la importancia de fortalecer la identidad misionera de cada parroquia, impulsar la formación integral de los fieles, revitalizar la liturgia, promover la pastoral social, así como fomentar la unidad entre comunidades, movimientos y servicios.

 

En su bienvenida al grupo, fray Melchor Benito B., nuestro rector, nos dijo entre otras cosas que, como cristianos, no estamos dando el testimonio que debemos dar, nos perdemos de las oportunidades que el Señor nos brinda para demostrar nuestro amor al prójimo; asimismo nos animó  a reunirnos  en torno a la Iglesia ya que la  convivencia crea y refuerza lazos espirituales y fortalece la comunidad.

Se dio a conocer el resumen de una encuesta realizada a personas que se desenvuelven en el área geográfica de Santa Mónica. Uno de los puntos centrales fue el reconocimiento de que muchas personas—vecinos, familiares, conocidos—se han alejado de la Iglesia por diversas razones: experiencias dolorosas, incomprensión, indiferencia, desconfianza, crisis personales, ritmos de vida acelerados o falta de acompañamiento.

Lejos de juzgar, la Asamblea asumió con responsabilidad y amor la invitación del Papa León, quien ha seguido la inspiración del Papa Francisco a convertirse en una “Iglesia en salida”, capaz de escuchar, acoger, sanar heridas y tender puentes. Con profunda conciencia pastoral, se expresó el firme deseo de reencontrarnos con quienes hoy se sienten distantes, para decirles que la comunidad cristiana sigue siendo su hogar.

A partir del trabajo en grupos, surgieron propuestas concretas para fortalecer esta misión de cercanía:  creación de espacios de escucha y apoyo emocional, acoger  a todos los fieles demostrando con hechos  que  su presencia es verdaderamente importante en nuestra iglesia, renovación del lenguaje y métodos catequéticos, mayor presencia en redes digitales, celebración de liturgias más participativas, y construcción de una pastoral juvenil que abrace la realidad y sueños de los jóvenes. Se insistió, además, en que ninguna estrategia será fecunda sin el testimonio coherente, patente de los laicos, quienes estamos llamados a reflejar la misericordia, la paciencia y la alegría del Evangelio.

La Asamblea también reafirmó la necesidad de promover una parroquia abierta, servicial y corresponsable, donde todos, sacerdotes y laicos, participemos con nuestros dones en la misión evangelizadora. Se recordó que la sinodalidad no es un evento puntual, sino un estilo permanente de caminar juntos, discernir juntos y trabajar juntos, confiando en que el Espíritu guía a su Iglesia.

Al concluir, se asumió un compromiso común: salir al encuentro de quienes se han alejado, no para atraerlos por obligación, sino para ofrecerles amistad, escucha, consuelo, verdad y sentido; para recordarles que Dios nunca se cansa de esperar y que siempre hay un lugar preparado para ellos en nuestra comunidad. ¡Que transmitamos honestamente la frase: Santa Mónica te espera con los brazos abiertos!

Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación.

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