La comunidad de frailes de Santa Mónica está bendecida con cinco generosos vicarios que pastorean a este rebaño. Uno de ellos celebró su cumpleaños número 96, el 5 de febrero pasado, ya te imaginas que hablamos de fray Ricardo Jarauta Carceller
Noventa y seis años se dice fácil, pero es toda una vida dedicada al servicio de Dios. Ya habíamos platicado en la serie de entrevistas denominada Conoce a tus frailes, la trayectoria de fray Ricardo, quien entró al seminario de los agustinos recoletos, a la edad de 12 años y desde entonces ha permanecido fiel a su misión, a su ministerio, al llamado que le hiciera el Señor a tan temprana edad.
¿Cuántos de nosotros nos hemos beneficiado con sus homilías, con sus consejos, con sus palabras de aliento? Al menos varios miles, ya que fray Ricardo ha estado presente de una u otra manera en Santa Mónica, desde que el templo era un proyecto, hace más de 60 años.
En misa felicitamos con aplausos a fray Ricardo, pero él no sabía que le teníamos preparada una sorpresa, así que al terminar aquélla, sin que él nos viera, rápidamente entramos al salón San Agustín donde, so pretexto de que alguien le quería saludar, una persona cercana a él lo llevó al citado lugar y al aparecer en el marco de la puerta, gritamos: sorpresa!!!
El rostro de fray Ricardo mostraba extrañeza y alegría a la vez: el verse rodeado de tantos rostros a los que ha acompañado durante años, caras conocidas y otras no tanto, fue una verdadera sorpresa para él.
Después de haber cantado a coro Las Mañanitas, apreciamos un video que mostraba una semblanza de la vida de fray Ricardo, video preparado con todo cariño por miembros del ministerio de Proclamadores y de MESAC (ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión), que terminó con la canción a San Roque patrono de Monteagudo, Navarra, de donde es originario fray Ricardo, canto que él escuchó emocionado y ¿cómo no? Habla de su tierra, sus paisajes, sus piadosas devociones, de sus orígenes tan queridos.
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Posteriormente continuó el festejo con una rica merienda a base de tamales, chocolate, atole y el tradicional pastel de cumpleaños, todo ello elaborado por monjas agustino recoletas; el convivio resultó muy animado, pero lo mejor fue ver el rostro de fray Ricardo: sonriente, sereno, tranquilo, contento, se notaba que estaba disfrutando su fiesta; en todo momento tuvo palabras de agradecimiento para los que se acercaban a entregarle algún regalo, saludarlo y felicitarlo.
Poco a poco la gente se fue despidiendo, el sonido de las voces fue bajando lentamente y así la fiesta se fue apagando, dejando un grato sabor de boca a fray Ricardo, quien de esa forma lo manifestó y en los asistentes que así lo comentaron.
¡Gracias a Dios por habernos concedido a este extraordinario fraile y sacerdote durante tanto años. Salud fray Ricardo!
Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación