Comenzó un nuevo taller de espiritualidad y en la sesión inaugural, misma que fue presidida por fray Melchor Benito Benito, nuestro rector, los expositores nos dieron la bienvenida e hicieron hincapié en que este taller es una invitación a reencontrarnos con Jesús, olvidándonos de lo externo y atendiendo a lo interno. También nos instaron a hacer introspección y reconocernos ante Dios nuestro Señor, a pedirle que se quede con nosotros.
De manera muy conmovedora nos dijeron que en el corazón de Jesús hay un lugar especial para cada uno de nosotros. Su amor es inmenso, su misericordia infinita y su perdón inagotable. Él nos llama a reencontrarnos con su presencia viva, a dejar a un lado las preocupaciones del mundo y a sumergirnos en el amor que brota de su Sagrado Corazón.
Jesús no nos juzga ni nos rechaza, al contrario, nos espera con los brazos abiertos, dispuesto a sanar nuestras heridas y a renovarnos con su gracia. Su Corazón ardiente es el símbolo del amor más puro y entregado, un amor que nunca se cansa de perdonar. A veces, nos alejamos de Él, distraídos por lo superficial, cargados de culpas o dudas, pero su misericordia nos llama a volver. No importa cuántas veces hayamos caído, Jesús siempre está dispuesto a levantarnos.
Hagamos un alto en nuestro camino, miremos dentro de nosotros y reconozcámonos ante su presencia. Con humildad, digámosle: “Señor, quédate conmigo”, porque en medio de la fragilidad humana, solo su amor puede darnos la verdadera paz.
Amar a Jesús es creer en su palabra, porque su palabra es la voz de Dios que nos guía, nos fortalece y nos invita a confiar plenamente en su amor. Él nos recuerda que Dios es amor y, que en su amor encontramos el sentido de nuestra vida. Jesús empieza a obrar en nosotros cuando escuchamos y creemos en Su Palabra, entonces el Espíritu Santo empieza a hablar con nosotros. En síntesis, descubrimos a Dios, amándolo y creyendo en Él.
Asimismo, hicieron énfasis los conferencistas en que este año 2025 es año jubilar (en el cual los católicos podemos ganar la indulgencia plenaria quedando totalmente limpios de pecado como en el día de nuestro bautismo) también nos hicieron un resumen en cuanto a la historia de los jubileos, mismos que en la era cristiana comenzaron en el año 1300, gracias al Papa Bonifacio VIII y se llevarían a cabo cada 100 años; Pablo II, a partir de 1475, cambia la temporalidad a quedar en 25 años; Alejandro VI, instituye formalmente la Puerta Santa, en Roma en la Basílica de San Pedro, para llegar hasta nuestros días en los que hay Puerta Santa en diferentes basílicas y catedrales en todo el mundo, por lo cual no hay que ir a Roma para alcanzar la indulgencia plenaria; lo importante de un jubileo es ver el inmenso amor que Dios nos tiene, teniendo esperanza en que nos perdona por su grandísimo e inagotable amor; de hecho, este jubileo se denomina Peregrinos de la Esperanza.
Como en todo taller que se precie de serlo, se debe llevar a práctica lo aprendido, por lo que, se nos pidió hacer el siguiente ejercicio durante la semana: aprender a trabajar, sin dejar la razón, con el corazón y llegar a un encuentro con Jesús, sirviéndonos de aquello que no se puede cuantificar, pero sí constatar en nuestra vida, tener un encuentro personal y vivo con Jesús; el ejercicio será encontrar a Jesús en todas las circunstancias y personas con las que nos encontremos o tengamos interacción.
Debemos pedir a ayuda al Señor para interiorizar, hacer introspección para entender que nos ama y que con su cadena de amor nos une a Él. Tengamos esperanza en que vamos a estar en comunión con Él. El amor de Dios es infinito, incondicional, ilimitado, Él no lleva un balance ni un estado de cuenta de nuestro comportamiento. Arrojémonos a los brazos de Jesús y digámosle: aquí estoy.
Este es el momento de reencontrarnos con Él, de volver a su Corazón lleno de ternura y compasión. Dejemos que su amor transforme nuestra alma, que su perdón nos renueve y que su misericordia nos abrace. Nunca estamos solos, porque en el Corazón de Jesús siempre estamos nosotros, sus hijos a quienes ama sin reservas, porque Dios es amor.
El taller continuará por cuatro jueves más, así que, si sientes el llamado del Señor a venir a este taller, ¡hazlo, tu serás el gran beneficiario!
Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación.