CONOCE A TUS FRAILES ENTREVISTA A FRAY MANUEL

“Fray Manolo es un joven de corazón, con un carácter amable, siempre dispuesto a colaborar “, esta es la frase que describe al buen fraile desde que llegó a Santa Mónica en el año 2020.
Nos recibe fray Manolo con una sonrisa, nos invita a pasar a la casa, y una vez en el salón, comenzamos a charlar dando así inicio a la entrevista.

¿Dónde y cuándo nació, cómo fue su infancia?
Yo nací el 7 de octubre de 1947, en Armiñón, un pueblito de la Comunidad Autónoma de Euskadi, en el norte de España. En cuanto a mi niñez, considero que fui un niño especial en el sentido de que era bastante travieso y desobediente; éramos 6 hermanos y yo era el más travieso, mis papás siempre me tenían en la mira – y sonríe-, fuera de eso, mi infancia fue normal: la escuela, los juegos; en cuanto a prácticas religiosas, esto era algo generalizado en España, pero además del rezo del rosario, teníamos otras costumbres religiosas, por ejemplo, mi mamá nos reunía para hacer unas oraciones antes de salir a la escuela, mi abuelo era el que organizaba el rezo del rosario todas las tardes; me gustaba mucho leer y mi abuelo me prestaba sus revistas, todas religiosas.

¿A qué edad ingresó al internado o seminario menor?
El 25 de septiembre de 1958 me llevaron mis padres a Lodosa; tenía 10 años aunque en unos días más cumplí los 11. De hecho, cuando las vecinas de mi pueblo se enteraron que estaba yo en el internado de los Agustinos Recoletos, a mi madre le decían que yo no iba a durar ni a la Navidad. De hecho entonces se hacía una criba que podía afectar a un tercio de los recién ingresados.

¿Cómo nació la vocación religiosa?
Pienso que se debe a muchos factores: desde pequeño me preguntaban si quería ser cura o fraile y yo contestaba que quería ser misionero, el ambiente religioso que se vivía en España influyó, lo mismo que la herencia religiosa familiar, comenzando por mi madre, siguiendo con mi abuelo paterno, quien nos enseñó muchas oraciones, que todavía recuerdo, en aquellas largas noches de invierno, igual que a hacer obras de misericordia; me gustaba leer Vidas Ejemplares y no olvido el factor agustino recoleto, ya que en Lodosa había un promotor vocacional de la orden, el padre Manuel Simón, mismo que cuando iba de gira hacia el norte, se hospedaba en mi casa, mis padres tenían una buena relación con él; iba a nuestra escuela a dar sus charlas motivacionales y ¡Vaya que atraía a los chicos! Al evocar estos episodios de su vida, su voz adquiere tintes de emoción, se nota que goza el recuerdo.

Estudió filosofía dos años en Fuenterrabía, fue al noviciado en Monteagudo, donde hizo la profesión simple por tres años, en el tercer año de teología hizo la profesión solemne y al terminar el cuarto año de teología, fue ordenado sacerdote. ¿Dudas? – Como todos en la vida las hemos sentido, por supuesto que las experimenté,- nos dice fray Manolo, – sobre todo en el noviciado, pero la vocación es dinámica y gracias al maestro de novicios que tuve, seguí adelante y agradezco al Señor por haber tomado esa decisión.-
La vida religiosa-sacerdotal de fray Manolo ha transcurrido prácticamente en México: Tecamachalco, San Nicolás de Tolentino, Roma, Pantitlán y Santa Mónica; después Chihuahua y Ciudad Cuauhtémoc. Posteriormente regresó a San Nicolás de Tolentino, y de ahí a España, a Zaragoza, en donde permaneció 6 años, hasta el año 2020.
Poco a poco fray Manolo va desgranando los recuerdos íntimos y preciados de sus padres y las circunstancias en que Dios les mandó llamar, pero al final queda la resignación y sobre todo, el saber que gozan de la presencia de Dios.

Ya situados en el presente, abordamos otros temas.

Los jóvenes se identifican con usted, de hecho, dicen que usted es joven de corazón, ¿a qué piensa que se debe esto?
Algunos me lo dicen todavía. Yo creo que se debe a la experiencia que tuve en la Pastoral juvenil hace muchos años, sobre todo en las “Jornadas de Vida Cristiana para Jóvenes”. Todavía me siento a gusto con ellos, y me demuestran con creces que, si estoy con ellos, responderán mucho mejor. Además, en aquellos años en que era joven como ellos, salíamos juntos a festejar los logros pastorales, después de cada Jornada. Eso ya no lo hago con la JAR (Juventud Agustino Recoleta), sobre todo cuando me invitan a algún evento festivo por la noche.

¿Qué opinión tiene sobre las relaciones sexuales entre los jóvenes antes del matrimonio?
Pienso que en el noviazgo no ayuda a preparar el matrimonio, mismo que muchas ocasiones pide continencia conyugal. Sabemos los católicos, que el uso de la sexualidad tiene dos objetivos: la procreación de los hijos y el fomentar el amor conyugal y familiar si hay hijos; la relación sexual separada de esos objetivos deriva en egoísmo, es decir, sólo en una búsqueda del placer sexual, que termina destruyendo a la persona e inutilizándola para amar generosamente al otro. Claro que, por otro o lado, la misión pastoral nuestra está para educar y enseñar a los jóvenes, al igual que lo deben hacer los padres. Nuestra tarea es decirle a los jóvenes que teniendo relaciones sexuales durante el noviazgo dificultan no sólo la preparación para su matrimonio, sino incluso la realización del mismo. Además, en este tema, hay que abordar la cuestión moral (el pecado) y ayudar a encontrar soluciones, como es la oración en todas sus modalidades, a estas situaciones contrarias a la norma de la Iglesia.

¿Qué piensa usted sobre el aborto cuando el embarazo resulta de una violación?
Al igual que en la anterior pregunta, – se detiene un momento, su mirada se ensombrece – tiene mucho de pastoral la respuesta, pero aquí estamos hablando de un hijo de Dios, de un ser inocente que tiene derechos inalienables, pero no puede defenderse por sí mismo – el tono de su voz se torna más grave-, para mí es una situación tremenda, soy mucho más duro con el violador; si llega una mujer a hablar conmigo una vez que le han practicado el aborto, procuro no hacer más profunda la herida, es un hecho consumado y ya ha sufrido mucho, le digo con comprensión y ternura que pida perdón a Dios, que se reconcilie con Él; si vienen a confesarse, o a hablar conmigo y están embarazadas producto de una violación ( o no) y me manifiestan su intención de abortar, procuro convencerles que tengan el hijo y si no lo consigo les ofrezco dos instituciones que ayudan para que no pasen por el dramático trance del aborto y, dejen a la criatura en alguna de ellas durante un tiempo, o concedan el permiso para darla en adopción; tengo contactos que ayudan en todo ello, más aún, también en la difícil tarea psicológica y pastoral necesaria para trabajar en el perdón.

¿Qué entiende usted por carisma agustiniano?
Vivir en comunidad al estilo de San Agustín, teniendo un solo corazón y una sola alma, dirigidos hacia Dios, teniendo todo en común y dando a los hermanos según su necesidad. Me quedo con esto: amar, ayudar, servir a la gente y estudiar, y todo ello para hacer mejor las cosas y así servir a Dios y a la Iglesia. La verdad es que, ya hace muchos años, que los estudiosos de este tema no se ponen de acuerdo en aclararnos dónde está concretamente nuestro carisma. Lo dicho anteriormente no es exclusivo de los Agustinos Recoletos porque lo comparten otras Órdenes y congregaciones religiosas.

¿Algo que desee agregar?
Doy gracias a Dios porque con mis limitaciones, debilidades y pecados, creo que me voy realizando como seguidor de Jesús de Nazaret, en mi comunidad recoleta. Una anécdota que tengo es que cuando fui a España de vacaciones por primera vez (1976), me preguntaron qué había aprendido en México y respondí: a pedir las cosas por favor y a dar las gracias.

Así dimos por terminada la entrevista a fray Manolo, a quien dimos las gracias por permitirnos conocerle mejor y pedimos a Dios Nuestro Señor le colme de bendiciones.

Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.