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ENTRE LO SACRO Y LO PROFANO

En el mundo de la música y más concretamente, en el de la Iglesia Católica, la música sacra se conoce como música litúrgica, ya que está vinculada al culto religioso. Esta música no tiene como objetivo el entretenimiento, se escribe para establecer y facilitar una conexión especial entre los fieles y lo divino, en el recinto sagrado. Su propósito es inducir ciertos estados de ánimo en los oyentes y, en general, está destinada a ser interpretada por un numeroso grupo de personas, dentro de este grupo, hay solistas cuyas diferentes tesituras dan el toque requerido a cada momento de la liturgia.

En cuanto a la música profana, a la que también se le conoce como mundana, podemos decir que es la que está diseñada para ser interpretada fuera de los contextos litúrgicos y religiosos. Es una categoría musical que se define  por todo lo que no pertenece al ámbito de la música sacra. Esto abarca gran variedad de géneros como la música folclórica, las marchas militares, las suites, alguna música de cámara, las sinfonías, los villancicos y otros estilos destinados al baile o al entretenimiento.

 

Organizado por el Ministerio de Cultura, en el mes de octubre tuvimos el enorme placer de escuchar el recital Entre lo Sacro y lo Profano, en la voz del contratenor Héctor Sosa, cuya privilegiada tesitura le ha hecho acreedor a múltiples reconocimientos, Vladimir Tokarev al violín y José Luis Trujillo al piano.

El programa constó de música precisamente de la considerada sacra y profana, con obras de Bach y Händel, respectivamente. Desde la primera aria  que interpretaron, que fue Buss und Reu (La pasión según San Mateo BWV 249), se advirtió la maestría con la que estos intérpretes acostumbran hacer su entrega musical.

Antes de dar comienzo a cada aria, el Maestro Sosa hacía un comentario respectivo a la música que estábamos por escuchar, así como una introducción y explicación de la misma, puesto que la letra es en alemán e italiano.

También tuvimos oportunidad de escuchar un solo del señor Vladimir Tokarev, quien, con su maestría hizo vibrar las fibras más íntimas de todos los que estábamos presentes, al interpretar Partita para violin solo N-1 en Si menor BWV 1002 de Bach; lo mismo sucedió con la Sonata N-3 en Fa mayor HWV 370 de Händel, con el pianista José Luis Trujillo y el violinista Vladimir Tokarev.

Una noche especial y mágica fue lo que nos regalaron estos tres señores de la música, quienes, al finalizar el recital recibieron un reconocimiento de manos de nuestro rector, fray Melchor Benito Benito, así como una ovación de pie, de parte de toda la audiencia.

¡Que la diferencia entre la música sacra y la profana nos mueva a reflexionar en lo maravillosa que es la música en sí, ya que impacta a todos los seres humanos en mayor o menor medida y hace nuestra vida más feliz!

Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación.

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