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HERIDAS DE LA INFANCIA

Gran interés despertó en nuestra Comunidad de Santa Mónica, el Taller Heridas de la Infancia, organizado por la Pastoral Familiar. Fue muy grato ver a jóvenes, adultos y personas de la tercera edad entre la audiencia, lo cual enriqueció aun más al taller, que fue seguido con gran interés por los asistentes.

Para colocarnos en contexto, la expositora comenzó por indicar qué son las heridas de la infancia y estas son: las ofensas, deterioros o agravios  afectivos que sufrimos durante nuestra infancia, ya sea que se hayan originado de forma expresa o que así las hayamos percibido; estas experiencias dejan una huella en nuestra vida; las heridas de la infancia son: el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia.

 

 

Ahondando más, la conferencista nos explicó que en la familias formadas por dos o más hermanos, no obstante que hayan vivido las mismas experiencias al tener padre o madre controlador/a, permisivo/a, autoritario/a, etc., cada hijo tiene una diferente percepción, vivencia y bagaje,  porque cada uno tiene un diferente temperamento y carácter, por lo que, lo que a uno le afecta, al otro posiblemente  le pasa inadvertido, o le afecta menos.

Igualmente, se nos comentó que, así como tenemos un cuerpo físico, también tenemos un cuerpo emocional y, no obstante su existencia, no lo identificamos; éste nos permite entender y sentir el dolor, miedo, preocupación, asimismo, la felicidad, el amor, la compasión.  “En otras palabras, el cuerpo emocional se especializa en sentimientos (Master Choa Kok Sui, 2009)” . 1

¿De qué depende que el cuerpo emocional se enfoque en lo bueno, en lo agradable? Todo comienza desde que el individuo de encuentra en período de gestación, del ambiente que priva en la relación madre-hijo durante ese tiempo. Desde el momento en que nacemos, empieza a desarrollarse nuestra madurez y de ahí la importancia en cuanto al ambiente que rodea a nuestros hijos; el cuerpo emocional va a acumular una madurez, determinada por lo que nos dijeron o el lenguaje no verbal o el maltrato o respeto emocional que recibimos de nuestros padres. Para nutrir positivamente el cuerpo emocional, en primer lugar  necesita sentirse amado, recibir caricias, abrazos, afecto; también debe tener sentido de identidad, es necesario saber quiénes son los padres, los abuelos, quién es la familia y saberse parte de ella; igualmente, necesita que se le señalen límites, saber que existe una estructura y que no todo puede ser satisfacción instantánea; y cuando crece, el cuerpo emocional necesita sentir que pertenece a un grupo social, ya sea escuela, universidad, oficina, iglesia, nación.

En general, nos dice la ponente, casi todos los padres de familia son buenos, ellos también tienen heridas de la infancia que de manera lírica, por decirlo de alguna manera, trataron de curarlas (o tal vez ni siquiera lo intentaron) pero al no tener la información necesaria con respecto a la forma de hacerlo -con ayuda de personal calificado-, fueron creciendo y con las máscaras correspondientes a cada herida, fueron educando  a sus hijos.

Las máscaras, grosso modo enunciadas son: “rechazo: ser agradables a todos, no equivocarnos, adaptarnos a todos para ser queridos; abandono: nos preocupa le percepción que los demás tienen de nosotros, cuidamos de otros, minimizamos la importancia de otros en nuestra vida, terminamos relaciones anticipadamente por temor a que la otra persona nos deje; humillación: tenemos una baja autoestima, descuidamos nuestro cuerpo físico y nuestras necesidades emocionales, somos masoquistas; traición: ejercemos control sobre los demás, influyendo en su conducta o en sus decisiones, pensamos inmediatamente que los demás tienen malas intenciones, comportamiento posesivo; injusticia: somos obsesivos o inflexibles, no sabemos pedir ayuda o relajarnos”. 2

El cuerpo emocional es tan importante como el físico; debemos alimentarlo diariamente con los nutrientes como cariño, identidad, pertenencia,  trabajar en él en cuanto nos demos cuenta de que alguna emoción  está controlando, definiendo o gobernando nuestra vida.

Continua la expositora diciéndonos que también el prodigar afectividad sin límites, no significa que el hijo será un ser humano completo; igualmente, si al hijo se le da abundancia de afectividad, pero no hay estructura, será un tirano e igualmente, si al hijo se le ama abundantemente, si hay estructura, se le marcan límites, pero carece de sentido de pertenencia, ese hijo tendrá éxito, pero sin amor por los semejantes, será un ser egoísta, por lo que concluye que  debe haber un balance entre las tres condiciones mencionadas.

El niño interior nos acompaña a lo largo de nuestra vida y tenemos dos opciones: disimular y pretender que no hay problema alguno, o tomar responsabilidad de nuestro cuerpo emocional, de nuestro ser y trabajar en sanarlo; esta es una labor  a realizar por lo que nos resta de vida. A lo largo de este taller se nos darán  herramientas, que sin ser exhaustivas, nos darán guías para mejorar poco a poco.

Como en todo taller que se precie de serlo, tuvimos oportunidad de implicarnos  activamente en un test denominado:  heridas de la infancia, en el cual obtuvimos un panorama acerca de lo que nos ha marcado en mayor o menor medida desde nuestra infancia hasta ahora; la gente participó en dicho test con entusiasmo, seriedad y entrega.

Este taller es útil para cualquier persona, ya  que es muy ilustrativo y da ejemplos a los jóvenes, ya que les sirve para entender a sus padres, así como a los que desean formar una familia; también se puede aplicar a pulir, refinar la relación de pareja sin importar la edad de la misma;  se puede utilizar para encontrar un lugar en el entorno donde se desenvuelve uno, para reafirmar lazos con la comunidad; las aplicaciones son tan variadas como personas hay, lo importante es trabajar en el cuerpo emocional.

Debido a la calurosa acogida que se dio al Taller, demostrada con la actitud y participación de los asistentes, los coordinadores de la Pastoral Familiar decidieron cambiar el formato para la sesión del 25 de abril, a llevarse a cabo de manera presencial en el Salón San Agustín (recordemos que iba a ser por Zoom) en la Comunidad de Santa Mónica, Salón San Agustín; la tercera y cuarta  serán el 9 y 23 de mayo.

Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación.

Nota: Independientemente del Taller Heridas de la Infancia, recuerda que la Pastoral Familiar se reúne 2 veces al mes, una en forma presencial en la Comunidad de Santa Mónica y otra en forma virtual. Mayores informes al teléfono 55 2214 0361

  • https://pranavida.cl/2018/06/18/que-es-el-cuerpo-emocional/#:~:text=Usando%20el%20cuerpo%20emocional%2C%20el,Choa%20Kok%20Sui%2C%202009).
  • https://www.terapify.com/blog/5-heridas-de-la-infancia-mas-comunes-y-como-sanarlas/

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