En un capítulo más de la serie de entrevistas a nuestros frailes, hoy presentamos la realizada a fray Gerardo, lo cual agradecemos profundamente, ya que estamos por festejar el quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal.
La feligresía en general, conoce de vista a fray Gerardo, o bien se ha confesado con él o asistido a las misas que él preside, pero, le preguntamos: ¿Quién es fray Gerardo Ruíz Murillo? ¿Cuál ha sido su trayectoria a grandes rasgos? ¿Qué o quién ha ejercido un impacto en su vida? Fray Gerardo asiente con la cabeza dando así inicio a nuestra charla.
Sabemos que usted nació en la provincia de La Rioja ¿en qué fecha y en qué ciudad nació, cómo fue su infancia?
“Nací en un pueblecito que se llama Arnedo, a 48 km. de la capital de la provincia que es Logroño, el 18 de abril de 1948, en una familia humilde, mi padre trabajaba en una fábrica, mi madre se dedicó al hogar; somos 4 hombres y soy el penúltimo; mi niñez fue sana, al abrigo de la familia y la escuela, los juegos infantiles no faltaron, la convivencia con el resto de la familia tampoco; somos ya una familia pequeña, a la mayoría de ellos los ha llamado el Señor a su presencia. Desde que yo era pequeño, la familia estuvo en contacto con un sacerdote, don Eliseo Ledena, que llegó al pueblo antes de que yo naciera y acompañó a la familia hasta dos meses antes de que me ordenaran sacerdote, a mí me acompañó de muchas maneras. Él era un sacerdote muy activo, muy creativo, muy agradable.”
¿Cree usted que don Eliseo descubrió su vocación sacerdotal?
“ No tanto que él hubiera descubierto mi vocación, pero lo que experimenté de él fue un gran apoyo; cuando mi familia le comentó que iba yo a ir al seminario de los agustinos recoletos de un pueblo cercano al mío, Lodosa, se puso muy contento y me apoyó; encontré en él una figura, un ejemplo a seguir, por la forma en que vivió su sacerdocio. Es un recuerdo muy fuerte y muy vivo el que guardo de él. Fue muy importante en la vida de toda la familia. Otro recuerdo: don Eliseo cayó al suelo en la homilía de la última misa que celebró y a los pocos días falleció, el 9 de mayo de 1973 y yo me ordené sacerdote el 15 de julio de 1973; fue un acontecimiento muy fuerte para mí, todo un cúmulo de emociones y recuerdos se agolparon en mi mente y en mi corazón y al cabo de los años los sigo atesorando.”
¿A dónde le enviaron una vez que fue ordenado sacerdote?
“Me enviaron a México , a la iglesia de Hospitales de la colonia Doctores y ahí permanecí durante 4 años. Para mí esa parroquia fue una universidad – con voz emocionada, continua su relato – una universidad donde la cercanía con el sufrimiento y la enfermedad me ayudaron a sensibilizarme con esa realidad de la enfermedad y de la muerte.”
¿Le tiene miedo a la muerte?
“Me provoca cierta inquietud pero miedo, no. No digo que me empujen – sonríe – pero , bueno…, cuando me toca oficiar en un funeral, no me gusta hablar de la muerte como una pérdida, sino como de una separación temporal, ya que si creo en Jesús y en la resurrección, yo no he perdido a mis padres, esto es un desprendimiento temporal.”
¿Cómo fue su experiencia en la Lupita (así llaman a la iglesia Guadalupe de los Hospitales) ?
“Repito, fue una universidad de humanidad, una carrera de formación en humanidad, me tocaba Urgencias, estaba yo muy joven y era mi primer acercamiento con el dolor humano; ahí aprendí a ganarme la confianza de la gente a la que uno conoce por primera vez, esto gracias a la guía de un compañero, quien me sugirió no preguntar quien quiere comulgar o confesarse, sino interesarse en cada una de las personas y, ellas poco a poco fueron pidiendo los sacramentos.”
¿Qué es lo que más le gusta del carisma agustiniano?
“Me gusta el sentido comunitario con el que vivimos y hacemos las cosas, el compartir las cosas con los demás, el saber que todo es en beneficio de todos y esto es algo que aprendemos desde que entramos al seminario, ya que sin darnos cuenta nos hacen sentir que estamos en familia”.
¿Quisiera compartir con nosotros la labor que lleva a cabo como asistente de las monjas agustinas recoletas?
“Recibí el nombramiento de parte de la Santa Sede en septiembre de 2020, como Asistente de la Federación de Agustinas Recoletas de México que participan del mismo carisma de san Agustín, hay conventos fundados también en Kenya, Brasil, Estados Unidos y Costa Rica; mi función es mantener vivo el carisma contemplativo; animar a las hermanas agustinas en su labor contemplativa, visitar a la comunidad y acompañarlas en la convivencia en su vida diaria durante esas visitas, compartir con ellas ejercicios espirituales, pláticas de formación, retiro mensual; apoyar al equipo de formación de la federación en la preparación de cursos relativos al estilo de vida religiosa y la vida contemplativa de acuerdo a san Agustín; todas las comunidades de monjas agustinas recoletas contemplativas actúan de la misma manera.”
Fray Gerardo se expresa con entusiasmo y la chispa en sus ojos denota que disfruta lo que ha compartido ¿y cómo no? son experiencias de toda una vida.
¿Hay algún sacramento por el tenga usted preferencia?
“La unción de los enfermos, también la reconciliación, pero en la unción he tenido experiencias muy bonitas, no porque se curaran, sino por la oportunidad de acompañar al enfermo; el que la persona te diga: padre, estoy tranquilo y esperando que el Señor me llame y mi único sufrimiento es ver a mi familia triste.” ¡Cuán conmovedor es el tono de voz en que fray Gerardo se expresa acerca de los últimos momentos compartidos con la gente a la que asistió!
¿Qué le disgusta de la humanidad?
“Lo que más me molesta, son los chismes, las murmuraciones, las condenas, las críticas, descalificativos de las personas, no somos buenos samaritanos, hacemos la comidilla de los que han caído en desgracia.”
¿Qué balance hace usted de sus últimos 50 años de vida?
En estos días, la palabra de Dios me está tocando un poco más, – su voz enronquece, denotando emoción- el balance es la expresión bíblica que dice: no soy más que un pobre siervo que ha hecho lo que tenía que hacer y si hay algo bueno que haya hecho es cosa del Señor, he sido un instrumento del que Él se ha servido para hacer su obra; estuve muy contento con mi experiencia en hospitales, que fue muy fuerte, estuve muy contento al encargarme de la misa de niños, he estado muy contento en todas partes donde he convivido con mis hermanos frailes. Doy gracias al Señor porque es Él el que ha actuado a través de un servidor y más que hacer una valoración mía como sacerdote, es una celebración para darle gracias al Señor quien ha actuado a través de un servidor, celebración que se llevará a cabo el 15 de julio a las 7:00 PM, a la cual quiero invitarles”.
Agradecemos la sinceridad y sentimiento con que fray Gerardo ha respondido a nuestras preguntas, que nos han permitido conocer al gran ser humano que es él.
Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación
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Marcela Mereles del Valle
Felicidades Fray Gerardo
Marcela Mereles
Felicidades Fray Gerardo