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IMPRESIONISMO EN BELLAS ARTES

En días pasados, el Ministerio de Cultura de nuestra Comunidad de Santa Mónica organizó un paseo en el que tuvimos la oportunidad de admirar la exposición La revolución impresionista: de Monet a Matisse del Museo de Arte de Dallas, o Dallas Museum of Art (DMA).

Como punto de partida te haremos un recordatorio de lo que es el Impresionismo: en la pintura, los impresionistas buscaron reflejar la luz, el color y la sensación del instante, creando obras que privilegiaban la experiencia visual sobre la reproducción fiel de la realidad.

Como características del impresionismo, tenemos el énfasis en la luz y el color, la pintura al aire libre, el utilizar temas cotidianos, la técnica de pinceladas cortas y sueltas preferentemente, y más tarde algunos pintores utilizaron la técnica del punteo.

Tal vez te interese saber que el impresionismo influyó en otras bellas artes, así, en la música se manifestó utilizando acordes complejos y colores instrumentales para crear escenarios evocativos; en la escultura impactó el impresionismo en la representación de la forma y luz, surgiendo así obras que reflejaban la impresión visual del momento; en la literatura, el impresionismo se enfocó en transmitir sensaciones y atmósferas, utilizando un lenguaje subjetivo y sugerente, logrando así capturar la impresión de la realidad; en la arquitectura el impresionismo influyó al promover la búsqueda de nuevas formas y el experimentar con luz y color.

Recordemos algo sobre el Palacio de Bellas Artes:  es una obra concebida por el arquitecto Adamo Boari, inició su construcción a petición de Porfirio Díaz, en 1904. La construcción duró 30 años y en septiembre de 1934 fue inaugurado. El interior de Bellas Artes se realizó en  estilo Art Nouveau, sin embargo, como Boari falleció en 1928, el arquitecto  mexicano Federico Mariscal, alumno de Boari, completó la obra en estilo Art Déco, muy a la moda de la época, utilizando en este punto mármol mexicano y ónix, hacemos hincapié en esto ya que el mármol utilizado en su mayoría fue el de Carrara.

Complementan el lugar obras de artistas  mexicanos como son: Diego Rivera, David A. Siqueiros, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo; Jorge González Camarena, Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez L., mismas que se han constituido como exposición permanente, para beneficio de los visitantes.

El siguiente destino fue el Palacio de Minería, excelente ejemplo de la arquitectura neoclásica, mismo que se considera obra maestra del citado estilo, diseñado y construido por el escultor y arquitecto español Manuel Tolsá. Este edificio fue conformado específicamente para ser escuela de ingeniería y metalurgia.

Desde el patio del palacio, apreciamos la sencillez del edificio, la armonía de su diseño y, gracias a las explicaciones del guía, el maestro Noé Campos, comprendimos que el objetivo del inmueble fue valorar  el uso de la razón y el orden con el propósito de alcanzar el conocimiento.

Contemplamos la biblioteca, hecha con maderas finas, cuya belleza puede compararse con la de la Biblioteca Palafoxiana de Puebla, aunque no en cuanto a su acervo: la de Minería alberga cerca de 6,000 libros especializados en ingeniería, mientras que la Palafoxiana cuenta con más de 45,000 volúmenes de diversos géneros literarios.

También visitamos la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, decorada en estilo barroco, presentando detalles valencianos e italianos. Alrededor del lugar observamos figuras geométricas octagonales adornadas con pinturas relacionadas con la letanía lauretana, lo cual nos pareció algo original. Llaman la atención las hermosas pinturas elaboradas por Rafael Ximeno y Planes realizadas en el techo, que nos permiten ver La Asunción de La Virgen María así como El Milagro del Pocito. Además, subimos por una majestuosa escalinata que ha sido inmortalizada por varios artistas. Hicimos una corta visita al Patio de Autonomía que conmemora el movimiento estudiantil, dando por resultado la autonomía de la universidad en 1929.

Asimismo, recorrimos el Salón de Actos donde sesionó la Cámara de Diputados en 1909 y donde Porfirio Díaz juró su mandato para el periodo de 1910 a 1916. Cabe destacar que el mobiliario se conserva en excelente estado gracias a los trabajos de restauración.

Tuvimos acceso a la Galería de Rectores, en donde se observan las pinturas de todos los rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México,  comenzando por el primero que fue el Lic. Joaquín Eguía y Lis, esta galería también es una colección de pintores famosos, quienes realizaron esos cuadros, como son José Luis Cuevas, Luis Nishizawa, Jorge González Camarena, Rodríguez Lozano, Yolanda de la Mora, entre otros.

Por último, hicimos una brevísima visita al Salón Rojo que primero fue la vivienda del director del colegio, después fue convertido en salón de recepción, posteriormente albergó el Ministerio de Fomento; fue en 1891 cuando ornamentaron el salón de la forma en que lo vemos: puertas, lambrines y chimenea hermosamente talladas en madera y pinturas de Tiburcio Sánchez de la Barquera, mismas que hacen referencia a actividades propias del Ministerio de Fomento como son la floricultura, apicultura y cunicultura, otras representan el cultivo de los bosques o silvicultura.

Así terminó otra jornada vibrante y enriquecedora por el corazón histórico de la Ciudad de México, que nos dejó el alma contenta y el recuerdo de un día pleno de belleza, historia y asombro.

Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.

Fotografía: Norma Canales y Mari Carmen Benítez.

 

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