El martes 27 de agosto, una nutrida feligresía se reunió en nuestro templo de Santa Mónica para festejar a la mujer ejemplar cuyas lágrimas y constante oración lograron la conversión y marcaron el camino de su hijo, Padre de la Iglesia, San Agustín de Hipona, nos referimos, obviamente, a Santa Mónica.
En esta nueva edición de la Fiesta de nuestra Santa Patrona, creamos nuevos recuerdos que atesoraremos durante los años por venir y se suman a los que ya tenemos; caras nuevas, palabras amables, reconocimiento a todo aquél que se acerca a esta comunidad, todo ello da un sabor distinto al festejo que se celebra año con año.
La iglesia lucía un ambiente festivo y, contrario a lo que generalmente vemos, los arreglos florales eran multicolores, estos adornaron profusamente el altar y las figuras de la Virgen de la Consolación y de Santa Mónica.
La solemne misa fue concelebrada por fray Sergio Sánchez adscrito a Hospitales, acompañado de fray Jorge Quiroz quien labora en el seminario de los agustinos recoletos y de nuestro rector, fray Melchor Benito. En su homilía, fray Sergio nos comentó que el Papa San Pablo VI, en la reforma litúrgica (parte de las transformaciones resultantes del Concilio Vaticano II), al ver que en la depuración del santoral se había eliminado a Santa Mónica, cuya fiesta era el 4 de mayo, indicó a la comisión encargada, que debería incluirla nuevamente y que su fiesta debería celebrarse un día antes (27 de agosto) de la de su hijo (28 de agosto), puesto que San Agustín era quien era, gracias a ella; Mónica tiene un lugar muy especial en el mundo, es ejemplo a seguir por todas las que son madres, esposas, abuelas, tías, mujeres que oran por su familia, para promover entre ella el que sus miembros se acerquen a y permanezcan en Dios.
Al hablar de las virtudes de Santa Mónica, fray Sergio nos recordó que el grupo de “Las Mónicas”, del cual existe una representación en nuestro templo, se ha inspirado en ella para continuar la acción de orar por los hijos y no sólo por ellos, sino por la comunidad entera, como lo hacía la santa por sus hijos, por su familia, por su gente.
De Santa Mónica debemos imitar su práctica de la oración, ya que entendió que sólo Dios podía cambiar los corazones, su fe en el Señor, puesto que nunca perdió la esperanza de ver convertidos al cristianismo tanto a su esposo como a su hijo, su perseverancia, siendo constante en su ejemplo de vida, lo que se tradujo en la conversión primero de su marido y luego de su hijo San Agustín.
Los coros de Santa Mónica no podían faltar y, como siempre, sus cantos dieron a la ceremonia el toque de alegría y a la vez de solemnidad requeridos y no era para menos: ¡Celebrábamos a nuestra Santa que intercede por nosotros ante Dios!
Como en todas las fiestas de nuestra Santa Patrona, al terminar la celebración de la misa, pasamos al salón San Agustín, en donde el clima festivo continuó durante un buen tiempo, fray Jorge Quiroz nos hizo el honor de bendecir la mesa .
La feligresía estuvo muy a gusto y departió amigablemente con los frailes de la orden agustino recoleta, tanto con los de nuestra comunidad como de otras; ahí estuvieron los frailes Sergio Sánchez, Jorge Quiroz, Frutos Salvador, Antonio Rada, Ángel Malaina, Melchor Benito, Ricardo Jarauta, Wilfrido Yépez y Manuel Abecia; otros no pudieron asistir por tener compromiso contraído con antelación con el pleno de la Fraternidad Seglar Agustino Recoleta y las comunidades de agustinos y agustinos recoletos.
Es justo destacar la labor realizada por los ministerios de Logística y Staff, así como de varios voluntarios de Santa Mónica y San Lorenzo, todos aportaron donativos en dinero o en especie, lo cual contribuyó a dar mayor realce al decorado del templo y también del salón; los bocadillos, botanas y bebidas fueron del agrado de los asistentes, quienes sólo tuvieron comentarios positivos por la organización y calidad de lo ofrecido; los postres no se quedaron atrás y la gente degustó varios tipos de pasteles y gelatinas.
Poco a poco la gente se fue retirando no sin antes despedirse de los frailes, agradeciendo sus atenciones, lo mismo hicieron con miembros de la comunidad.
¡Hasta el próximo año, si Dios permite, mientras tanto, que el ejemplo de Santa Mónica siga guiando nuestro actuar como comunidad comprometida con el Señor!
Colaboración: Mari Carmen Benítez R. Ministerio de Comunicación.