Una gran oportunidad para reafirmar nuestra fe, convivir y fomentar la solidaridad, es la tradicional posada/ kermés que año con año celebramos en la Comunidad de Santa Mónica y, como cada año, la experiencia vivida fue única y diferente.
Desde temprano, los responsables de los puestos de venta de diversos antojitos fueron arreglando su espacio ayudándose unos a otros, a fin de estar listos para recibir a la comunidad entera, la música de fondo, de corte navideño, aligeraba las labores de todos los involucrados en decorar el lugar.
A las 5:00 PM en punto dio inicio la fiesta que reúne a familias enteras, incluyendo no sólo a niños y a sus padres, sino también a adolescentes y abuelos, así como amigos que forman parte de la familia; claro, estamos conscientes de que son los niños los que provocan esta gran reunión, sin la alegría y entusiasmo que ellos infunden a nuestro tan mexicano festejo, la posada no atraería a tanta gente.
En el templo tuvimos las actividades religiosas correspondientes que son: rosario viviente, el cual es rezado por los niños del catecismo, se rezan únicamente 5 Ave Marías por cada misterio, por cuestión de tiempo, posteriormente todos cantamos la letanía y por último, hicimos la petición de posada, con los cánticos respectivos.
Acto siguiente: romper las piñatas, que con sus siete picos que significan los pecados capitales, nos recuerdan que al romperlas, estamos rompiendo con el pecado; mientras tanto, se abrió “el banco” para que la gente pudiera comprar boletos y con ellos, adquirir los alimentos, postres y bebidas que se ofrecieron; tamales, sopes, huaraches, tacos de papa, hot dogs, pastes, esquites, ponche, café, chocolate, refrescos, fueron algunos de los productos que se vendieron.
Desde el año pasado, se implantó la práctica de vender objetos decorativos, así como juguetes de segunda mano, mismos que se venden en su totalidad, coadyuvando así a que la gente adquiera regalos a muy buenos precios.
Otra actividad que históricamente ha demostrado ser muy exitosa es la pastorela, que este año se llamó: “Huele a galletitas recién horneadas” la cual recibió muchos aplausos por parte de la audiencia, la obra fue representada por los niños del catecismo de la primera comunión y la confirmación; los padres de los actores así como la audiencia entera, disfrutamos de una obra, que con diferentes matices, nos hace recordar que gracias a fray Juan de Zumárraga llegó a México este tipo de obra teatral, que sirvió para evangelizar a los indígenas; vemos las peripecias de los pastores ayudados por los ángeles, para vencer los obstáculos puestos por el diablo, quien quiere evitar que aquéllos acudan a Belén a adorar al Niño Dios, así como los hechos que vivieron María y José en su peregrinar para llegar a Belén.
Nos encontrábamos en el apogeo de la fiesta a punto de comenzar la Pastorela, cuando de repente, se empezaron a sentir algunas gotas de agua, mismas que en poco tiempo se convirtieron en un aguacero, pero la lluvia no menguó la disposición de los asistentes, quienes buscaron refugio en la veranda del templo, o bien fueron al salón San Agustín a disfrutar de la puesta en escena de la mencionada obra; algunos valientes colaboradores, armados de sendos paraguas y otros desarmados totalmente, pero con el ánimo muy en alto, permanecieron valientemente en sus puestos, atendiendo a los visitantes, quienes deseaban seguir comprando, con objeto de ayudar a la comunidad.
El final de la pastorela coincidió con el de la lluvia, como si hubiera sido incluida en el guión del evento; la gente se dirigió al atrio, comentando entre sí lo agradable que estuvo la multicitada obra. No pasó inadvertido el comentario en el sentido de que en más de veinte años no recordaba nadie haber visto llover el día en que se lleva a cabo la posada, esta ocasión así sucedió y, gracias a ello, demostró nuestra comunidad de Santa Mónica, que la unión es más fuerte que los embates del tiempo.
Gracias a todos los organizadores, colaboradores, asistentes y staff que hicieron de esta, nuestra Posada Tradicional un evento por demás memorable, por la alegría, el ambiente de fraternidad y de apoyo; si Dios permite, que sirva de modelo para más eventos por venir.
Colaboración: Mari Carmen Benítez Rincón. Ministerio de Comunicación.