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Desde la Atalaya de Santa Mónica

Los Agustinos Recoletos en Santa Mónica

Esta es la tercera parte de nuestra historia. Ahora te vamos a relatar cómo es que llegamos al antiguo Barrio de San Lorenzo Xochimancas, el cual forma parte en la actualidad de la colonia Tlacoquemecatl del Valle.

Corrían los primeros meses de 1970, cuando con la presencia del entonces Cardenal Primado de México, Monseñor Miguel Darío Miranda y del P. General de nuestra Orden, fray Luis Garayoa Macua, el actual Templo de Santa Mónica fue bendecido y entregado a la comunidad para que fuera su foco de luz y polo de atracción espiritual. Había sido un sueño acariciado durante mucho tiempo, en el que hubo momentos en que se esfumaba.

La nueva iglesia, con proyecto de los arquitectos Fernando López Carmona y Carlos Ríos López, asesorados para realizar la cubierta del techo por el famoso arquitecto Félix Candela, busca asemejarse a un tronco de palmera que levanta sus ramas, para cobijar a la asamblea. De este modo se consiguió un amplísimo espacio, libre de columnas de apoyo. Los domos intermedios entre las hojas de la palmera permiten gran luminosidad al espacio cubierto por éstos.

Todo el interior, partiendo de los atrios, que dan a las dos calles de Fresas y San Lorenzo, está diseñado para que las miradas confluyan en el Cristo que preside el altar, sostenido por el tronco de la palmera.

Los cinco ventanales o vidrieras, formadas por los cinco triángulos encima de las puertas de entrada, reproducen escenas de las vidas de San Agustín y Santa Mónica, fueron diseñadas por el pintor Armando López Cardona.

Ya en el presbiterio las imágenes de Nuestra Señora de la Consolación y de Santa Mónica flanquean las celebraciones litúrgicas. Las tres obras escultóricas, incluido el Cristo, son obra de Ramón Lapayese. Las taraceas de mármol y resina, adosadas a los muros son del artista pictórico Vivencio, y representan un magnífico Vía crucis y una Divina Providencia (Santísima Trinidad).

En la capilla inferior o cripta, la base del altar simula ser continuación de la palmera superior. En su entorno, realizadas en cerámica, nos encontramos en bajo relieve las escenas evangélicas de la Anunciación del Arcángel San Gabriel a la Virgen María. El Nacimiento, en el que solo se insinúa el portal acompañado del sol, la luna y las estrellas. En otra de las paredes se encuentra una Cena muy evocadora. Para finalizar, también nos encontramos con el Calvario marcando la Cruz, pero dejando sugeridos los personajes.